Como hoy no lavo los platos ni limpio el baño...

Desde buena hasta tierna, te puede pasar de todo. Más si sos boluda en el medio. Les voy a escribir de mi vida y de mis epifanías literarias. Nada tiene sentido

martes, 8 de abril de 2014

I

Cada vez que vivimos cosas, momentos o experiencias con alguien que resignifica nuestros sentimientos, percibimos un vértigo inexplicable de la primera vez. Y vemos todo inconmensurable e incontenible como en un sueño donde no podemos poner en sonidos la realidad. Es la realidad? Puede ser tan maravillosa la realidad misma, esa que día tras día decepciona y hunde profundamente todo lo que palpitábamos a futuro siendo niños?

Cuando pasan los años, y pasan las personas y pasan los momentos y las concepciones erradas o restrictivas que teníamos de la vida, esos momentos pasan a vivirse de otra forma. Ya no son tan únicos y especiales, mágicos y extralimitados, irrepetibles y universales y contenedores del sentido de nuestras vidas… son recuerdos de otros momentos, donde añoramos un fantasma que quizá no reconocemos de personas que estuvieron antes, de situaciones que hubieran sucedido en otro escenario. Esta magia que es una adrenalina y un pánico vertiginoso como la cercanía a la muerte (la muerte de la incertidumbre, de la melancolía existencial) pervive una sola vez en la experiencia, y se produce en un conjunto armónico donde se encuentran lugares, personas, sonidos, olores, viento, luz, noche, insectos, música, humo y niebla, letras y minutos.... y si después de tantos años nos encontramos en un momento inigualable , sentados en la cornisa de un edificio que nunca hubiésemos pensado subir en un país al que nunca hubiésemos pensado viajar, vamos a pensar qué hubiese pasado si no cerrábamos la puerta tan fuerte ese día para apagar las expresiones que no eran nuestras y que ametrallamos contra una cara confundida y pretenciosa. Navegaron alguna vez a mar abierto?

Eso es el vacío. No es nada físico o mesurable ( o de falta de mesurabilidad) o ignorante sino algo tan lleno y tan lejano a nuestro entendimiento que no podemos asimilar ya. Algo que mutó tantas veces y que de deforme, quedó estancado en alguna parte de las memorias, buenas o malas, más buenas siempre porque nos cuidamos un poco aunque sea. Ése es el vacío que queremos llenar, poniendo recuerdo encima de recuerdo. Tapando, siempre, todo.

¿Buscamos en las personas formas de ver el mundo de otra forma? Buscamos en una mujer o un hombre o un hombre/mujer o un árbol quien sea otra plataforma, otro plano de visión, otra compañía que no sea la nuestra, que no sea la que nos aborrece desde que nacemos con las mismas elecciones, con el mismo escritor y los mismos poemas que sabemos de memoria… Podemos intentar ver diferente, podemos intentar cambiar de derecha a izquierda, elegir mermelada en lugar de dulce de leche, elegir una mujer en lugar de un hombre, elegir ser otro del que vivimos intentando armar: nos transcurrimos en la identificación pero siempre tratamos de mutar. ¿De qué me sirve ser siempre la misma?
Buscamos entonces poseer la mismidad de otros en el amor… no como quitar la identidad, eso es inefable e inexplicable también, sino que deseamos compartir un pasaje de la vida en otro ser.
Pueden decirme que espero demasiado de otro, pero lo único que hago es esperar algo que cambie eso que no puedo definir y que siempre esperé porque me dijeron que tenía que estar al final del camino. Mi poesía es mi búsqueda constante, mi abarcabilidad del amor como una comprensión momentánea y un encaje de todas las piezas en la certidumbre, a la que aspiro más no deseo tocar nunca: es mi cuento fantástico. Sólo momentánea, para no poder verla completamente y poder seguir buscándola. Y buscarla, y cambiar de camino. Y volver siempre al principio donde había magia.

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