Como hoy no lavo los platos ni limpio el baño...

Desde buena hasta tierna, te puede pasar de todo. Más si sos boluda en el medio. Les voy a escribir de mi vida y de mis epifanías literarias. Nada tiene sentido

jueves, 21 de noviembre de 2013

Pajama

Son las 2 am. No te podés dormir, te tomás un café porque tampoco querés ir a la cama ya que en la tele están dando una peli que te encanta. Tenés el sillón cómodo, el aire prendido, una mantita y el perro roncándote al lado. Pero falta algo. Te querés concentrar en mirar la peli, pero no podés, las líneas son ilegibles, nada tiene sentido.
CHOCOLATE-CHOCOLATE-CHOCOLATE-CHOCOLATE. Estás viendo Hombres de Negro y te dan ganas de comerte a Will Smith (a ver, comer en cualquier sentido). Todo lo que ves es marrón, y no entendés nada , ni por qué te empieza a salir baba de la boca.
Pero hay otro problemita: NO TENÉS CHOCOLATE. Hay que salir a comprar,y no importa en qué: agarrás el monopatín de tu hermanito y ya tenés puesto el casco cuando te das cuenta de que estás vestido con UN PIJAMA. ¿Y qué hacemo?

La paja para sacarse el pijama creo que es una de las pajas más grandes de la historia. Más grande que la paja de desengrasar el horno, de leer la letra chica en los contratos, o de escuchar los mensajes de voz de tu abuela. Tendrían que inventar un pijama convertible, o reversible, o ponible por lo menos. Ponible o vestible fuera de tu casa, porque salir con un corazón que dice :"I <3 BIG BOYS" , con los calzones de tu novio o con el camisón de la nena de "El exorcista" descoloca al ser humano promedio. Y no te podés poner un tapado, porque es casi verano y en menos de dos metros bajás 15 kilos de sudor. Y tampoco te podés tapar la cara, o quizá si: ponerte un turbante, o un pasamontañas y que nadie sepa quién era la "loca del pijama de animal print fucsia". Ni hablar de los que duermen en pelotas, cuya paja es dejar el nudismo.
Es todo tan complicado y podría ser tan simple... después de las 2 am debería estar prohibido salir de tu casa sin pijama. Y TODOS FELICES!!!

lunes, 11 de noviembre de 2013

El baño y tú

Si en algo gastamos horas es en el encasillarnos. Desde nuestra sexualidad hasta la situación gravitatoria de nuestra cola, no paramos porque nos encanta inventar y teorizar sobre cómo es la gente por diversas actitudes, rasgos físicos y contexto en el que vive.

Pero hay algo que creo nunca se me había cruzado por la cabeza pensar, quizá por pudor, pero que estoy segura nos define en extremo como tipo de persona: ir al baño en público o no hacerlo.
Vamos a empezar a definir qué significa ir al baño: ya saben, no voy a entrar en detalles porque sino el blog se va a la mierda. JA.
Sigamos internalizándonos en características comunes y no comunes de los sujetos: ¿Vas al baño en público? SOS UN ANIMAL. Nunca entendí a las minas que meaban en los patios de los boliches ni a los tipos que bañaban a los árboles en medio de la plaza. No sé cómo los criaron pero si pueden hacer eso, les da para hacer cualquier cosa. Son los mismos que abren los alfajores o los paquetes de masita en el súper y llegan a la caja con un envoltorio lleno de migas.Son esos que se prestan ropa interior. La vida nunca los sorprenderá, el pudor no los reconoce, son exhibicionistas por naturaleza y generarán desastres cuando se descompongan en medio de un viaje.
¿Ni aunque te propusieran lavar el pelo de Miley Cirus con tu meada irías al baño en público? Yo te conozco: te da miedo cuando suenan las alarmas de los negocios, aunque ni siquiera hayas entrado; te da miedo de que se te vea la tanga cuando te subís a la bicicleta y básicamente te sentás y cruzás las piernas en seguida. Y si sos hombre, bueno, te lavás las manos antes de salir del baño. Tu vida es tan precavida que nunca nada te sorprende, o si lo hace, siempre todo es mu pulcro y cuidado. Como sos vos.

Es impresionante que nunca nos hayamos dado cuenta de esto... no es blanco y negro, desde ya, y la clave se encuentra en si podés hacer lo segundo con gente frente tuyo. Ése es el extremo, claramente no naciste para vivir con gente ni en una casa por lo visto, y si tenés algún trauma de la infancia, constiparte sería una buena terapia.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Las dos

Hay dos semanas de mi vida en que no sabía para qué me habían procreado. A raíz de eso comenzó a preocuparme precozmente la relación inconexa que existe entre los sentimientos y lo material. O sea, me desconecté de mi cuerpo y me alejé de donde siempre estuve. Ya no era yo la completa en mente y cuerpo, sino que era una versión fragmentada de una persona que ahora son dos personas que no saben cómo estar paradas un minuto y medio sin tener un motivo para desaparecer. Me pesaba todo y no había nada ahí que pudiese tocar porque era puro sentimiento. Sentía mucho pero sólo percibía las formas y las texturas porque era pura carne. Los cortes me hicieron separar y al mismo tiempo unir a esas dos personas. Discriminé tanto lo físico de lo emocional que sentí una despersonalización transitoria... y era saludable, en ese momento me hizo bien: si unía a las dos Milis, las dos macabras y heridas Milis, probablemente me hubiese comido a mí misma por la depresión. Por suerte ya pasó. Ya no llego a despersonalizarme o como quiera que se diga, porque ya se me acabaron los sentimientos básicamente. Ahora está todo frío. Y cuando alguien hiere lo emocional, le respondo con lo físico, porque a mí me duele menos. Y porque no me importa básicamente lo que le pase al resto. Sospecho que una Mili desapareció.